Metidas de pata en la toma de decisiones

Daniel Kahneman propone el siguiente ejercicio en su libro “Thinking fast and slow”:

Un bate y una bola cuestan $1.10.
El bate cuesta un dólar más que la bola.
¿Cuánto cuesta la bola?

Trate de obtener una respuesta antes de seguir leyendo. La respuesta que nos viene a la mente es $0.10, es una respuesta rápida, intuitiva pero totalmente equivocada. Si usted se toma un tiempo para resolver el ejercicio, reflexionando y pensándolo más profundamente, se dará cuenta que la respuesta es $0.05.

Según Kahneman, nuestra mente tiene dos sistemas. El sistema 1, es la mente inconsciente, intuitiva y fue la que obtuvo la respuesta de $0.10. El sistema 2,  es la mente consciente, la que presta atención al detalle, analiza y reflexiona. Uno de los sesgos en la toma de decisiones es que nos dejamos influenciar por nuestro sistema 1, tratando de resolver los problemas de forma intuitiva. Si usted se equivocó en el ejercicio al inicio, no se sienta mal. Más del 50% de alumnos de Harvard y MIT a los que se le hizo el mismo ejercicio, también se equivocaron. Lo que ocurre es que nuestro sistema 2 es más “flojo” y trata de ahorrar recursos usando el sistema 1.

Otro ejemplo, de la flojera del sistema 2, se dio en la siguiente investigación. A un grupo de personas se les dijo que tenían que evaluar dos prospectos de empresas turcas: Artan y Taahhut. La información de las empresas era similar, pero la mayoría le dio mejor evaluación a Artan. ¿Por qué? Porque nos suena más familiar y nos dejamos llevar por nuestro sistema 1, el intuitivo.

Ahora responda a la siguiente pregunta: ¿Cuántos animales de cada tipo llevó Moisés en el arca? Quizás esté tratando de acordarse sus estudios bíblicos pero lo más probable es que no se haya dado cuenta del error en la pregunta. Moisés no se embarcó en ninguna arca, fue Noé. ¿Por qué no nos dimos cuenta?

Tenemos un sesgo a percibir como correctas las cosas que se pueden asociar. Moisés es un personaje de la biblia y se puede asociar fácilmente a la pregunta del arca. Nuestro sistema 1, el intuitivo e inconsciente, no detecta el error y nuestro sistema 2, que es más flojo, no entra a tallar. En cambio si hubiésemos hecho la pregunta: ¿Cuántos animales de cada tipo llevó Lady Gaga en el arca?,  automáticamente nuestro sistema 1 detecta que hay un error.

Ahora lea las siguientes descripciones y piense quién es mejor:

Jorge: inteligente, meticuloso, impulsivo, crítico, terco y envidioso.
Enrique: envidioso, terco, crítico, impulsivo, meticuloso e inteligente.

Probablemente usted, como la mayoría de personas, tiene la impresión de que Jorge es mejor que Enrique. Pero si usted lee detenidamente, no tiene ningún sentido, puesto que ambos tienen los mismos adjetivos. La diferencia es que Jorge tiene los adjetivos positivos al inicio.

Este sesgo se llama el “efecto halo”, donde le damos más peso a las primeras impresiones.

Si una persona le parece bonita, es más probable que la perciba como mejor y más inteligente. Si la primera impresión de un candidato es positiva, es más probable que pase por alto información negativa que debería tomar en cuenta. Si usted es profesor y está evaluando el examen de un alumno, es más probable que lo evalúe mejor y sea más condescendiente si obtiene las primeras respuestas correctas.

Nuestra sistema 1, intuitivo, nos juega pasadas de las que muchas veces no somos conscientes. La próxima vez que tenga que tomar una decisión, asegúrese de traer su sistema 2 a la mesa para reflexionar y analizar lo que más le conviene.